"Toda actividad es fútil si se mide con la escala de la eternidad." / Tristán Tzara

"El enemigo del arte es el buen gusto." / Marcel Duchamp

"Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar." / Charles Baudelaire



lunes, 15 de enero de 2007

Nicanor Parra



SOLO DE PIANO

Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es otra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados,
Sino que para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen;
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
-En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranquilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también haga algunas cosas:
Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.
***
"La antipoesía es una lucha libre con los elementos, el antipoeta se concede a sí mismo el derecho a decirlo todo, sin cuidarse para nada de las posibles consecuencias prácticas que puedan acarrearle sus formulaciones teóricas. Resultado: el antipoeta es declarado persona no grata. Hablando de peras el antipoeta puede salir perfectamente con manzanas, sin que por eso el mundo se vaya a venir abajo. Y si se viene abajo, tanto mejor, esa es precisamente la finalidad última del antipoeta, hacer saltar a papirotazos los cimientos apolillados de las instituciones caducas y anquilosadas."

Un adversario.



"El periodista D'Esparbés, adversario declarado del movimiento dadá, describe así una exposición de collages de Max Ernst: 'Con el mal gusto que los caracteriza, los dadaístas han apelado esta vez al resorte de lo terrorífico: las luces estaban apagadas en el fondo del salón; desde una trampa subían gemidos y alaridos; los dadaístas, sin corbata y con guantes blancos iban y venían de un lado a otro. André Breton masticaba fósforos, Aragon maullaba, Tzara y Phillippe Soupault se daban la mano continuamente... Un gracioso, escondido detrás de los cortinados lanzaba sonidos guturales; en el umbral, Benjamín Peret contaba los autos y las perlas de los concurrentes...'"

Maurice Nadeau, "Historia del Surrealismo", Ed. Santiago Rueda, 1946