"Toda actividad es fútil si se mide con la escala de la eternidad." / Tristán Tzara

"El enemigo del arte es el buen gusto." / Marcel Duchamp

"Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar." / Charles Baudelaire



martes, 12 de diciembre de 2006

La Cucina de la Cosa Nostra




Se derrumbó el cielo
entre rayos & centellas
en el preciso instante
en que resucitaba el difunto

Todos huían en el desbande

Ya Don Chichilo había sentenciado:
"Ío sono cruele e despiadato!"
y: "Siamo una famiglia unita!"

Yo soñaba con encontrarme
con una bella signorina
desbordante de glamour
y bailar con ella
Harlem Nocturno a la luz de las velas

En su lugar
me encontré con Chicho Fragapane
y sus secuaces sicilianos
con la lupara en la funda del violín

Alguien, un cusifai de aquellos,
hizo una tardía advertencia:
"no conviene hacer negocios con italianos"

Yo soñaba con un torrente rojo de Barbera
degustado a la sombra de unos olivares,
soñaba con el mar azul profundo de Taormina,
soñaba con costosos trajes y corbatas de seda.

En la sombra inquietante de la Omertá
sueño que desenfundan la lupara
sueño que estamos comiendo spaghettis
sobre un féretro,
armados hasta los dientes
y que llego tarde a mi propio funeral.

Leo Tuntisi

viernes, 1 de diciembre de 2006

Francis Picabia

"Están todos condenados; ¡de pie! De pie como lo harían para escuchar la Marsellesa o el Dios salve al rey...
Dadá solo no huele; no es nada, nada, nada.
Es como sus esperanzas: nada;
como su paraíso: nada;
como sus ídolos: nada;
como sus políticos: nada;
como sus héroes: nada;
como sus artistas: nada;
como sus religiones: nada.
Silben, griten, rómpanme los dientes, ¿y qué?
Aún les diré que son unos retardados. En tres meses, mis amigos y yo les venderemos nuestros cuadros por unos pocos francos."


Manifiesto caníbal dadá, de Francis Picabia, 1920.

Hugo Ball



"Lo que llamamos dadá es una arlequinada compuesta de nada en la que están involucradas todas las grandes cuestiones, un gesto de gladiador, un juego con ruinas viles, una ejecución de la moralidad y la plenitud como posturas." (Diario de Hugo Ball)

Leo








Leo Tuntisi, alias "el calabrés", miembro fundador y vitalicio del Dadá Club Argentina, autor de "El teléfono de ayuda al suicida da ocupado continuamente" (Ciudad Gótica, 1995) y "Archivos del Club Dadá" (Juglaría, 2004), cuya segunda parte, con las andanzas del Club en su ya mítica gira por el Fin del Mundo, ha sido recientemente editado por Juglaría. Buscado arduamente por el agente de CIPOL.



Es Licenciado -Honoris Causa, por la Multiversidad de Rada Tilly (Chubut).





AVISOS CLASIFICADOS

Pasos agigantados
narices coloradas
rodillas ensangrentadas

Beatos canonizados
culos perforados
ojos desorbitados

miembros paralizados

Caras enrojecidas
tipos alcoholizados
nudillos despellejados
vientos huracanados

Campanadas
campanadas ensordecedoras

Groserías incivilizadas
ciudades escandalizadas
arte sacralizado
arte degenerado

Caras porfiadas
mujeres crucificadas
cuerpos carbonizados

viejas que hablan al pedo

cada verso me cuesta un huevo.











ARTE SUCIO - ARTE DEGENERADO

Vagando por las colinas
recitando poemas en coreano
pegados a la radio capilla
para saber el fallo del jurado
El arte sucio
el arte degenerado
ha sido filmado
ha sido pintado
escrito en pentagramas de papel reciclado
Rodando por las colinas
navegando por ríos infestados de basura
El arte sucio
bebido por el guardián de los muertos
La pistola en la cabeza del líder
Las viudas alegres del arte degenerado
navegan por el río de desechos tóxicos
recitando poemas en coreano.



***


















DADÁ CRIOLLO.

"Un ataúd que vomitaba fuego"

Nicanor Parra


A pleno sol, bebiendo exquisitos chopps
transcurrían nuestras deliciosas horas

a la vera de la piscina.



Esperábamos al ternero sensación,
esperábamos a la cofradía de Luz & Fer

entonando canciones hostiles.



Aquelarres en un monte oculto de la pampa húmeda,

húmeda como tu abierta flor salvaje.



La luna se irguió, obesa y blonda,

luego blanca, en espejos oblongos.


Cánticos caníbales de plenilunios de verano.


Esperábamos los ataúdes climatizados,

el sable samurai y el megáfono santo.


En todos los sentidos aguardábamos

una foto autografiada de Monseñor Don Mario

convertido en ovejita.


Los dólares que fluían entre mis manos

y yo sin poder asirlos


¡por todos los frijoles de Sing-Sing!



* * *














Preguntas y respuestas para niños curiosos.



-Qué es la poesía:
-un niño que posee dones


-Qué es el silencio:
-lo siguiente a un sonoro pedo en una reunión de gabinete

 
-Qué es el amor:
-la leyenda del diamante Hope


-Qué es el sueño:
-el mar de los antiguos


-Qué es la energía nuclear:
-una pesadilla japonesa


-Qué es la vida:
-un muro solitario donde se posan pájaros fabulosos


-Qué es la muerte:
-un crucifijo roto
-un sueño olvidado
-el fin del deseo


-Qué es el tiempo:
-una larga sucesión de espejos enfrentados en un desierto


-Qué es la filosofía:
-la lenta disolución del yo


-Qué es el yo:
-una sucesión de espejos móviles en la niebla


-Qué es la locura:
-un espíritu errante en lo profundo del bosque de las almas


-Qué es el dolor:
-fuego en la mente


-Qué es la mente:
-un anciano sordo


-Qué es la ética:
-el culo de una gorda


-Qué es la estética:
-un ritual macumba


-Qué es el deseo:
-la sed constante del vampiro


-Qué es el ser:
-una música inaudible
-el fondo de los sueños


-Qué es dadá:
-nada






* * *







* * *






Un hombre con sombrero de Rhythm & Blues.


Un hombre con sombrero de Rhythm & Blues

a través de la bruma y la llovizna/


a través de una ventana abierta

donde flamean cortinados y entran

tenues gotas de luz y agua/


entre un cuadro de Theo van Doesburg

y un ave del paraíso que eleva sus alas

en un atardecer púrpura/



hay un escarabajo negro con líneas verdes

que prefiguran un mapa

y a sus pies navega una goleta

con el cielo entre sus velas

y fuegos de San Telmo.









* * *









sábado, 25 de noviembre de 2006

Nosotros, no fuimos

Jorge Dipré y Fernando Pirchio (de espaldas Juan C. Rodriguez), principios de los 80.


Nosotros, no fuimos

Nosotros fuimos una familia
que se sentaba a la mesa
nos peleábamos como en todas las familias
una mesa en cuya cabecera
aún no presidenciaba un televisor.
Nosotros fuimos torpes
luego adolescentes y más tarde un poco locos.
Nosotros ignorábamos todo
pero igual escribimos manifiestos sangrientos
no sabíamos ni dibujar
pero igual organizamos
exposiciones de Pintura Obscena
Nosotros no teníamos paz
pero leímos en público
y con guantes de boxeo
los libros, los poemas de nuestros detestados colegas.
Nosotros organizábamos bailes.
Nosotros escribíamos las paredes.
No creíamos en dios
porque nos sentíamos como dioses.
Inventamos santos pederastas
encandilamos a las mujeres del prójimo
con el tono de la voz y la mirada de horizonte
pergeñamos revistas contestatarias
Nosotros fuimos los que sentenciamos
que palabras como 'pergeñar' no eran palabras
para incluir en un poema.
Nosotros nos reímos públicamente de todo
y lloramos indignados y a solas por todo
Nosotros amamos y odiamos expresamente
y dimos cuenta y registro en cada oportunidad.
Nosotros no fuimos
sin embargo
cada tanto
la policía caía por casa y preguntaba.
Nosotros creíamos que la vida
la vida
era sólo un punto de partida
Nosotros crecimos
y no nos acordamos unos de otros
Nosotros soñamos
y fuimos tras esos sueños o dejamos de soñarlos
Nosotros fuimos poniendo
un televisor en la cabecera de la mesa vacía.
Nosotros subimos al tren; al auto; al ómnibus; al avión
hicimos de la distancia
un nuevo sueño
o la cáscara de un fracaso.
Nosotros, a veces, nos hablamos o nos vemos
abrimos la heladera
husmeamos en la almohada
nos encerramos en el cine
o nos aturdimos
con viejos temas de rock
miramos el álbum de fotografías
y volteamos hacia el horizonte
tan cerca ahora.
Nosotros que nos sentíamos un torbellino
Nosotros que conteníamos la sangre hasta donde podíamos
y luego le dábamos curso
Nosotros
no fuimos
y ya nadie nos hace preguntas.
Jorge Dipré


viernes, 24 de noviembre de 2006

Unión Libre - André Breton


Mi mujer de cabellera de fuego de madera De pensamientos de relámpagos de calor De cintura de reloj de arena Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud De dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca De lengua de ámbar y de vidrio frotados Mi mujer de lengua de hostia apuñalada De lengua de muñeca que cierra y abre los ojos De lengua de piedra increíble Mi mujer de pestañas de palotes de escritura infantil De cejas de borde de nido de golondrina Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero Y de vaho en los vidrios Mi mujer de hombros de champaña Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo Mi mujer de muñecas de cerillos Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones De dedos de heno cortado Mi mujer de axilas de marta y de hayucos De noche de San Juan De ligustro y de nido de escalares De brazos de espuma de mar y de esclusa Y de mezcla del trigo y del molino Mi mujer de piernas de cohete De movimientos de relojería y de desesperación Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco Mi mujer de pies de iniciales De pies de llaveros de pies de calafanes que beben Mi mujer de cuello de cebada no perlada Mi mujer de garganta de Valle de oro De cita en el lecho mismo del torrente De pechos de noche Mi mujer de pechos de topera marina Mi mujer de pechos de crisol de rubíes De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días De vientre de garra gigante Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical De espalda de azogue De espalda de luz De nuca de canto rodado y de tiza mojada Y de caída de un vaso en el que acaba de beberse Mi mujer de caderas de barquilla De caderas de lustro y de penas de flecha Y de tronco de plumas de pavo real blanco De balanza insensible Mi mujer de nalgas de asperón y de amianto Mi mujer de nalgas de espalda de cisne Mi mujer de nalgas de primavera De sexo gladiolo Mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos Mi mujer de sexo de espejo Mi mujer de ojos llenos de lágrimas De ojos de panoplia violeta y de aguja imantada Mi mujer de ojos de sabana Mi mujer de ojos de agua para beber en la cárcel Mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego.

Abre Tu Mente



Hoy estás de suerte, el Dadá Club está para abrirte la cabeza...

Fernando Pirchio.
Artista Plástico, Conductor del mítico programa de TV Ídolos de la Turbamulta, Cheff, Jardinero, Horticultor y capo de la Cosa Nostra.



Gira por Punta del Este

La mano del ahogado.
Todo es real
Todo es mentira
Eso de la gira no es cierto
El ataúd es de plástico
Las máscaras de azúcar
El Surulo es un sueño
entre los tiempos
Los ñoquis de Leo lo conocen
¡Sáquense las champion!
Las fotos del nuevo propietario
El cardiólogo alerta
En la madrugada
Dadá
se baña desnudo
sobre los acantilados
de Punta del Este.


















































jueves, 23 de noviembre de 2006


Bienvenidos Navegantes:

Los Mares los han arrojado a estas playas, esperamos que sea de su agrado esta pequeña isla encantada, prometemos Arte, Magía y Poesía.

Ya es hora de empezar....... a Vuestra Salud !!!



LAS PALABRAS SIN ARRUGAS (André Breton).


Empezábamos a desconfiar de las palabras. De pronto nos habíamos dado cuenta de que requerían ser tratadas de modo distinto que como esos pequeños auxiliares por los que las habíamos tomado siempre; algunos pensaban que a fuerza de servir se habían refinado mucho, otros, que por esencia, podían aspirar legítimamente a una condición distinta que la suya; en resumen, se trataba de liberarlas. A la "alquimia" del verbo había sucedido una auténtica química que en principio se había dedicado a despejar las propiedades de las palabras, una sola de las cuales especificaba el diccionario su significado. Se trataba: 1.º de considerar la palabra en sí; 2.º de estudiar lo más de cerca posible las reacciones de unas palabras sobre otras. Solamente a este precio se podía esperar devolver al lenguaje su auténtico destino, lo que para algunos, entre los cuales estaba yo, debía dar un gran impulso al conocimiento y exaltar la vida otro tanto. Nos exponíamos con ello a las consabidas persecuciones, en un terreno en el que el bien (hablar bien) consiste en tener en cuenta ante todo la etimología de la palabra, es decir todo su peso más muerto, en conformar la frase a una sintaxis mediocremente utilitaria, todo ello de acuerdo con el pobre conservadurismo, humano y con ese horror del infinito que en mis semejantes no deja pasar una ocasión de manifestarse. Naturalmente, una empresa tal, que pertenece al terreno poético, no exige tan clara voluntad de cada uno de aquellos que toman parte en ella, no siempre es preciso formularse una necesidad para satisfacerla. Y no pretendo desarrollar aquí más que una imagen.
Fue al asignar un color a las vocales, cuando, por primera vez, de modo consciente y aceptando las consecuencias, se desvió la palabra de su deber de significar. Nació en ese día a una existencia concreta, como hasta ahora no se le había supuesto. De nada sirve discutir la exactitud del fenómeno de la audición coloreada, sobre la cual me cuido mucho de apoyarme. Lo que importa es que se ha dado la alarma y que de ahora en adelante parece imprudente especular con la inocencia de la palabra. Les conocemos ahora una sonoridad que después de todo es a veces muy compleja; además tientan el pincel y no se tardará en preocuparse de su aspecto arquitectónico. Se trata de un mundillo intratable, sobre el que no podemos mantener más que una vigilancia muy insuficiente y en el que, por aquí y por allá, descubrimos, sin embargo, algunos flagrantes delitos. En efecto, la expresión de una idea depende tanto del ritmo de las palabras como de su sentido. Hay palabras que actúan en contra de la idea que pretenden expresar. En fin, ni siquiera el sentido de las palabras nos llega totalmente puro y estamos lejos aún de poder determinar en qué medida el sentido figurado obra progresivamente sobre el sentido propio, al tener que corresponder a cada variación de este una variación de aquél.
La poesía de hoy ofrece a este respecto un campo de observación único. Los nombres de Paulhan, de Éluard, de Picabia están unidos a investigaciones de las que participaron también la obra de Ducasse, Un Coup de Dés, de Mallarmé, La Victoire, y algunos caligramas de Apollinaire. De todas formas no se estaba seguro de que las palabras viviesen ya su propia vida, no se atrevía a ver en ellas a unas creadoras de energía. Se las había vaciado de su pensamiento y se esperaba, sin creer demasiado en ello, que mandasen en el pensamiento. Hoy es ya cosa hecha: he aquí que son lo que se esperaba de ellas. El documento que da fe de ello es, en muchos aspectos, de un precio inestimable.
Cierto es que los seis "juegos de palabras" publicados en el penúltimo número de Littérature bajo la firma de Rrose Sélavy me habían parecido merecer la máxima atención, y esto fuera de la personalidad de su autor: Marcel Duchamp, debido a estas dos características bien distintas: por una parte su rigor matemático (desplazamiento de letra en una palabra, cambio de sílaba entre dos palabras, etc.), por otra parte la ausencia del elemento Cómico que pasaba por inherente al género y bastaba para su depreciación. Era, a mi modo de ver, lo más importante que desde hacía tiempo venía dándose en poesía. Pero Robert Desnos y yo no preveímos entonces que un nuevo problema iba a añadirse a éste, llevándole al primer plano de la actualidad. ¿Quién dicta a Desnos dormido las frases que hemos podido leer en Littérature y de las que Rrose Sélavy es también protagonista?, ¿está unido como pretende el cerebro de Desnos al de Duchamp, hasta el punto de que Rrose Sélavy no le habla más que si Duchamp tiene los ojos abiertos? Esto es lo que en el estado actual de la cuestión no me corresponde dilucidar. Cabe señalar que, despierto, Desnos, por muchos esfuerzos que haga, se muestra incapaz, como todos nosotros, de seguir con la serie de sus "juegos de palabras". Hace casi un mes que nuestro amigo nos ha, por otra parte, acostumbrado a todas las sorpresas y conozco una serie de dibujos suyos (de él, quien en estado normal no sabe dibujar) entre los cuales se halla La Ciudad de las calles sin nombre del Circo cerebral, de los que me contentaré con decir por hoy, que me conmueven por encima de todo.
Ruego al lector que se atenga provisionalmente a estos primeros testimonios de una actividad hasta ahora insospechada. Somos varios los que les concedemos una extraordinaria importancia. Entiéndase bien lo que decimos: juegos de palabras, cuando son nuestras razones de ser más auténticas las que están en juego. Las palabras, además, han dejado de jugar.
Las palabras hacen el amor.