"Toda actividad es fútil si se mide con la escala de la eternidad." / Tristán Tzara

"El enemigo del arte es el buen gusto." / Marcel Duchamp

"Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar." / Charles Baudelaire



martes, 5 de noviembre de 2013

Ediciones Juglaría, Rosario, 2008.



manchas de arsénico.

al compás de un viejo tango
y del crecer de los tulipanes
puedo escribir estos versos tristes en la noche
mientras la luna juega a las escondidas tras las nubes

aumentan los precios
y vuelven los tranvías
pescamos bagres para la cena
y un enano baila en la tribuna
temas de Sumo, Calamaro o Gilda

la muerte corroe nuestra máscara
los freaks toman el té en tazas de porcelana china
que muestran algunas pequeñas manchas de arsénico.


jueves, 27 de junio de 2013

Cómo hacer un antipoema dadaísta.

mezcle en la vida y en la página:
rebeldía de juventud, locura,
humor negro y humor absurdo
en generosas dosis
y obtendrá un producto
que causará el desagrado y el malestar
de la gente decente.

Papa Negro.

Papa Negro, tristes hombres,
Aquiles de los trolebuses,
les regalaremos una mosca
quebrantada.

Papa Negro,
líder de los omnibuses,
ojo de buey con anteojos de carey;
cordeles de la ropa tendida al sol
en los edificios miserables.

Papa Negro de las playas,
vientre del cielo negro,
ídolo del pueblo niño.

Papa Negro
Papa Negro
Haití con sobretodo.

Fernando Pirchio & Leo Tuntisi
(en la foto: en la presentación del libro
"Viajando por los bares del Sur")


lunes, 24 de junio de 2013

malas compañías








  He vuelto a ver recientemente un episodio de The Three Stooges donde Emil Sitka -para muchos el cuarto chiflado-, que era rescatado de las garras de unos malhechores por aquellos memorables comediantes, los hermanos Shemp y Moe Howard y Larry Fine, les decía que los que lo habían secuestrado lo habían torturado "recitándole poesía".
  No pocos de nosotros habremos de recordar también aquellas huecas ceremonias de las que habló Gombrowicz, en las que encumbrados y engolados vates recitaban sus obras entre ellos mismos o en ciertas ocasiones ante un público desprevenido e incauto, cuando no azorado y absorto, lo que solía provocar nuestra involuntaria hilaridad, cuando no cierto escozor.
  Digo "nuestra" evocando aquel grupo que supimos conformar con varios compañeros (en la foto, quien escribe junto a Flavio Camillato y Walter Lozano, otoño/invierno de 1980) hace ya alrededor de tres décadas, con el que nos dedicábamos a combatir todo aquello que menciona Gombrowicz en su famoso y lapidario texto "Contra los poetas", algunos de cuyos fragmentos aparecen en este blog.
  Solíamos irrumpir entonces, a pesar de no conocer el texto del escritor polaco, ni aún la antipoesía, y relativamente poco de dadá y el surrealismo, a pura intuición en aquellas recoletas salas donde imperaba la solemnidad, el obsoleto soneto, las rancias y vetustas rimas y las excesivas metáforas, a fuerza de papirotazos, como diría Don Nicanor, cargados de absurdo y de grotesco, para causar el "desagrado y el malestar de aquella gente decente".
  Irrumpíamos con todo en la escena artística, y rompíamos todo.
  Lo nuestro era lo anticelebratorio de todo aquello que celebraban los defensores de aquel arte "sublime".
  Y lo sigue siendo, por que todo eso que combatimos, bajo otras formas, otros ropajes, sigue existiendo.
  Para nosotros, el pensamiento, como diría Tristán Tzara, se hace en la boca, es decir, en la palabra.
  Yo encuentro en esas líneas llamadas verso libre, un vehículo apropiado para expresar el pensamiento, pensamiento que va entremezclado con sensaciones y sentimientos profundos.
  Como aquel -creo que era Samuel Beckett- que intentó poner los pensamientos de Chamfort en verso.
  Para mí eso es todo una definición de poesía. Lo demás es palabrería hueca, poses de seres absurdos y presuntuosos infatuados de vanidad y fatuidad, algo patético y lamentable.
  Por aquellos años en que empezamos a forjar nuestras ideas entre el non sense, dadá y lo surreal, el humor negro, el absurdo y la antipoesía, en una publicación de emergencia editada durante la guerra de Malvinas llamada Poesía Libre, que supo levantar polvareda en cierto Instituto de Enseñanza Superior, escribí las siguientes palabras, que de alguna manera me (nos) definían: "No deseo escribir poemas intelectuales/ hartos estamos de la poesía racional/ de la poesía facultad de filosofía/ yo estoy por la poesía calle, por la poesía pueblo, por la poesía acción..."
  Escribía el cronista de Trinchera Literaria, en el nº 2 de la revista, allá por agosto del 82, en una breve antología que incluía poemas y textos breves de aquel perdido panfleto: "Muchos encontraron un sentido muy grande oculto detrás de aquellas palabras y lo aplaudieron, aunque no por eso dejaron de reconocer que lo escrito es de mal gusto."
  "Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar", sentenció Baudelaire.
  "El enemigo del arte es el buen gusto", opinó Marcel Duchamp.
  Como señalara atinadamente mi recordado y entrañable amigo Fernando Pirchio, Chopir, en aquel desopilante antipoema que viera las calles allá por el año de 1985: "Los poetracos bajan lentamente de la montaña de cartón":

Leo Tuntisi

martes, 1 de enero de 2013

             2013, centenario de la creación de la "Bicycle wheel", por Marcel Duchamp.