"Toda actividad es fútil si se mide con la escala de la eternidad." / Tristán Tzara

"El enemigo del arte es el buen gusto." / Marcel Duchamp

"Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de desagradar." / Charles Baudelaire



sábado, 1 de agosto de 2020

TRANSPARENCIA. 4 DÉCADAS
COMO EL AGUA Y EL AIRE.

Por este tiempo anda rondando el aniversario -a la publicación de esta entrada cuatro décadas- de la aparición del primer número de la revista que editamos con aquellos compañeros:
-Gerardo, un bohemio soñador en sandalias, que leía Siddhartha, de Hermann Hesse;
-Walter, el pintor vanguardista, quien posteriormente adheriría al "arte de retaguardia";
-Jorge, escritor y poeta contestatario y dibujante amateur;
-Fernando, el duende inquieto de aquella librería del centro, que nos invitaba al garage de su casa a escuchar a Frank Zappa;
-Flavio, el rubio hippy suburbano,
y yo, el soñador de la sonrisa triste.
Nos envolvíamos -y olíamos a la distancia- en aquel oleoso y fascinante Patchouli que remitía al misterioso subcontinente indio, que venía en unos frasquitos blancos, de Vanderbilt, y que comprábamos en la vieja Casa Arteta, de Belgrano y Chacabuco. Una gota de aquella sensual y exótica fragancia cayó un día sobre una revista Planeta -que era como un libro- ilustrada con extraños dibujos de Gourmelin y con pinturas de Paolo Uccello, "el Pájaro", el pintor del Quattrocento italiano quien, según Marcel Schwob en su libro Vidas imaginarias, "semejante al alquimista, parecía quedarse eternamente inclinado sobre el crisol de las formas", y su etéreo aroma quedaría impregnado por años, evocando otras épocas, así como yo ahora trato de evocar el perfume de aquellos tiempos...
Hay que remontarse a aquel año de 1980. Era la época de calle Belgrano con rumbo Sur, de los jeeps azules merodeando las calles, del "documentos por favor" de la inquisitiva policía dictatorial, a aquellos jóvenes que, como nosotros, de por sí sospechosos por el solo hecho de serlo, solían tomar café en La Bielita, el Ana-Car o el Hil-Mi-Cris, o la picada, bien regada con cerveza por cierto, en La Tuerca..., tiempos de los carteles de chapa de las píldoras Radicura en las esquinas, con el dibujo del avestruz a punto de comerse un tornillo, de besos robados en zaguanes, de películas en cines lóbregos, desvencijados...; tiempos, en fin, de ominosas ausencias...
Censura era la palabra imperante. Censura para todo, hasta para besarse en los parques.
  En ese contexto vio las calles nuestra pequeña pero contundente máquina de sueños llamada Transparencia, nunca nombre más adecuado para una época turbia, tanto que causaría conmoción en la opinión pública con el tema siempre urticante de las drogas y con el escándalo suscitado con cierto artículo sobre los profesores.
Nuestro acento estaba puesto marcadamente en el candente tema de la deshumanización del hombre...
Mientras, los canillitas voceando el nombre de nuestra revista por las calles del centro de la ciudad, como una consigna...
Por aquel entonces integrábamos el movimiento de revistas subterráneas que floreció mientras se enseñoreaba la dictadura militar en la Argentina.
El punto de encuentro era la revista de rock Expreso Imaginario; nosotros escuchábamos a Pink Floyd, Deep Purple, Led Zeppelin, Yes, Queen, ZZ Top, Budgie, King Crimson, Zappa, los Rolling, y también a Joni Mitchell, la Mahavishnu, Weather Report, Billy Cobham, y al Flaco Spinetta, Charly, Pappo's Blues, y a Vox Dei, Aquelarre, Color Humano, Manal, en precarios grabadores pasacassettes, y en los recitales, a Seru Giran, Pappo, Spinetta, Vox Dei, y habíamos visto en el Cine Verdi Rock hasta que se ponga el sol, y habían pasado Tommy, La canción es la misma, y aún resonaban los acordes de Woodstock...
En nuestras mentes y en nuestros corazones brotaba una efervescencia.
Nuestras páginas hablaban de escritores y artistas atormentados: Poe, Kafka, Van Gogh, Rimbaud, Baudelaire..., de los movimientos dadaísta y surrealista, del horror a cualquier guerra y de los líderes y mártires pacifistas: Gandhi, Martin Luther King, Lanza del Vasto, John Lennon, quien caería asesinado en misteriosas circunstancias a fines de ese año de 1980.
Y nuestra poesía andaba por el aire, en todas las calles, por los parques y plazas, con nuestros amigos de acá y de allá...
Y el viento arrastró nuestras voces...
Y el viento del tiempo se fue llevando todo, como papeles al viento...

(Leo Tuntisi. Del libro Bohemia, Dadá Club Ediciones Independientes, 2017)
Ilustración: afiche del nro. 10, año 1984.

martes, 21 de abril de 2020

Alguien llamó desde Alemania

Alguien llamó desde Alemania
justo en el momento en que miraba Tom & Jerry

Caía la lluvia, como en un sueño,
sobre los tejados de París

mientras Tom & Jerry hablaban en alemán

Los escuadrones de alucinados de Tristán
desfilaban en un universo paralelo
mientras una rana cantaba debajo del agua

Madre mía,
mientras rodaban las frutas y verduras
de la verdulería de la esquina
como habíamos rodado nosotros
hacia la calle
bajo los efectos del alcohol

Viejo capitán de una barca solitaria
navegando eternamente
bajo el dulce derrotero de las estrellas
¿te acuerdas de Bárbara?

Ya no verás París bajo la lluvia
tus ojos se poblaron de insectos
ya no tendrás cuidado de los ojos azules
por eso te canto esta serenata
bajo la vieja y redonda luna
que baña las tumbas con su luz de plata.

Leo Tuntisi



Dhôtel nuancé d'abricot - Jean Dubuffet - Centre Pompidou, París (foto L. T.)